El Maestro es un ex torero poco aficionado a la higiene corporal que frecuenta un bar que lleva años sin recibir el beneplácito de Sanidad. La Toñi es la propietaria, camarera y amante del fogoso y decrépito ex matador. En el local se reúne con su camarilla, compartiendo wáteres atascados, tapas mohosas, momentos de camaradería y mal gusto. De ahí surgirán amoríos de la tercera edad, visitas al médico y excursiones a la playa... en fin, como una sitcom, pero mucho más realista y en gracioso. Aquí nadie podrá reprochar falta de verosimilitud con el manido argumento de que los protagonistas nunca van al baño. "Au contraire, mon ami" aquí se jiña lo que no ha cagado Tintin en 90 años. Pelos escrotales, diarrea, humores corporales... tal vez "HUMOR" venga de ahí. De los humores corporales de Hipócrates: sangre, flema, bilis... y ahí estriba la clave del humor más elemental. No diga tebeo escatológico, diga tebeo hipocrático!
Que qué es "lixiviado" me preguntan muchos. Pues los lixiviados son esos juguillos que quedan en el fondo del cubo de la basura cuando esta lleva demasiado tiempo ahí en un proceso de maduración y putrefacción. Vale, pero el tebeo ¿de qué va? Pues de tertulianos de Intereconomía, de legionarios, de toreros, de Froilán, de estudiantes de Erasmus, de españoles por el mundo, de usted y de mí... de nuestra herencia genético-cultural que sitúa muchos de nuestros hábitos, usos y creencias en el terreno de la asquerosidad y lo deplorable. ¿Y quién mejor que Furillo para reflexionar y retratar tales asuntos? Con las dosis necesarias de moscas y excrementos.
Parodiando a los clásicos del terror y a las publicaciones del género de los primeros 80, Furillo nos presenta al Guardián de la Cripta, un émulo del tío Creepy, que nos paseará por mazmorras, rituales satánicos y mansiones abandonadas, eso sí, llenas de mierda y habitadas por hombres lobo, caníbales y vampiras de atributos generosos. Lo procaz y el sexo chungo campan a sus anchas. Como reza el subtítulo de esta cabecera "Relatos gráficos de Terror Guarro". Literal.
Franco se propone llegar a la luna antes que americanos y rusos. A partir de ahí, tramas cruzadas, espionaje, furcias, nazis, brandy y tablaos flamencos. Estos y más ingredientes crean un licor reconcentrado y esperpéntico de españolidad, quijotes y tenorios, que no resulta para nada alejado ni ajeno a la realidad.
Furillo nos da un baño de mundología y fluidos corporales. Un tratado sobre el estriptís exótico, la cocktelería fina y las normas más elementales de educación y los correctivos a aplicar a los simiescos pelacañas que no saben comportarse, obnubilados por la belleza y cegados por el lefamen que les desborda el escroto y les invade la mollera. Un análisis de la liturgia, de los falsos rituales y de esos templos sobrecargados en los que la eucaristía consiste en un Mai Tai y unos pistachos revenidos. Los parroquianos, en su mayoría, los mismos que el domingo estarán en misa de doce . Las sacerdotisas, unas diosas. Bailarinas, madres, psicólogas, camareras, acróbatas, artistas, pero también y no menos importante, boxeadoras y expertas en lucha cuerpo a cuerpo.